Era 1996 y hablaban de locura, de aventura sin sentido. El propio Félix Martínez Roda recuerda como le decían a su padre, el añorado Francisco Martínez Bermell, que estaba ‘chalao’: un vino blanco valenciano y a un precio de 1.000 pesetas. El bueno de Paco Martínez respondía que si no lo vendía se lo bebería con sus amigos, y vaya que lo vendió. De hecho, Viña Lidón, como así se bautizó, suma veinticinco añadas consecutivas a sus espaldas.